martes, 23 de noviembre de 2010

29 - Un tranvía llamado deseo (Elia Kazan)


Nota previa para el lector del blog; Conversacines es un lugar donde analizamos a nuestro criterio los films propuestos. La premisa para participar de este blog es haber visto primero la película en cuestión. Durante los siguientes minutos observarás y escucharás temas que te desvelarían partes de la trama. En caso de no haber visto la película no debes de leer los contenidos de este blog, ya que probablemente te reventaremos la misma.

Esta semana hemos tenido la oportunidad de viajar en un tranvía junto a unos pedazo de actores como Marlon Brando, Karl Malden y Vivien Leigh, en una joya maestra de la historia de Broadway y del cine.

Elia Kazan deja su sello personal a la joya escrita por Tennesee Williams, escarbando en las relaciones de pareja, en los instintos humanos, en lo duro de hablar claro y a la cara. En un film que se ha quedado impregnado con el olor a sudor de la camiseta de Brando.

Participantes 29- Un tranvía llamado deseo (Elia Kazan):

- Juan Caso García (Arquitecto y profesor ETSAS)
- Andrés Cid Fernández (Arquitecto y profesor ETSAS)
- Jesús Daniel De León Rodríguez (Chus) (Estudiante Etsas Sevilla)
- Raquel Jaén (Estudiante Etsas Sevilla)
- César Bardés Cuéllar (Crítico de cine)

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PELICULAS:

- El rio (Jean Renoir) (1951)


Referencias comentadas en la charla:
(Un tranvía llamado deseo)

- Group theatre (New York)
- George Hopkins (dirección artística)
- Richard Day (dirección artística)
- Alex North (música)

Referencias comentadas en la charla:
(Ajenas a la película)


Referencias externas:
(Un tranvía llamado deseo)

- Un tranvía llamado deseo (César Bardés Cuéllar)
- Música película (Archivo Spotify)

10 comentarios:

  1. Me caachis, hoy tempoco podré escucharos en directo..,a esperar a la descarga de Ivoox.
    He de confesar que está película me marcó durante muchísimo tiempo , me pareció una película durísima y prejuzgue a un maravilloso actor como es Marlon Brando ( entonces tenía 24 años) por esa gran interpretación que realizo en UN TRANVIA LLAMADO DESEO.., película que te deja con una visión gris y sudorosa de las relaciones y sentimientos entre un hombre y una mujer ( me pareció gris).., y ahora con el tiempo y después de haberla visionado unas cuantas veces y a lo largo de etapas diferenciadas de mi vida he de indicar que es una obra maestra con una interpretación maravillosa y unos actores fantásticos ..,
    Esta es una de esas películas hechas a golpe de intensidad, de sentimientos, es cine con toda la carne puesta en el asador, "Actor's Studio" en estado puro. Cine creado con el corazón y las vísceras. Miente cual bellaco el actor que niegue que en sus sueños, confesables o no, haya querido ser, aunque sólo fuera durante cinco minutos, el Marlon Brando de camiseta adherida al cuerpo que protagoniza, junto a la imposible, neurótica e insoportable Vivien Leigh, este "Un tranvía llamado Deseo", adaptación cinematográfica de la obra teatral homónima escrita por Tennessee Williams. Para un actor que se precie, el personaje de Brando, Stanley Kowalsky es uno de esos pastelitos que se presentan una vez en la vida y ante el que nadie en su sano juicio haría ascos. El recientemente desaparecido Marlon Brando cargó con dignidad hasta el último momento de su vida con una losa, la de haber dado vida al personaje de Kowalsky, que para sí hubieran querido muchos actores, John Garfield entre ellos, que tras haber rechazado el papel se pasó el resto de sus días dándose cabezazos contra las paredes por haberse negado a intervenir en este "Un tranvía llamado Deseo" que dirigió el tan brillante como equívoco Elia Kazan, sobre cuyo sentido de la moral caben muchas dudas pero ninguna a propósito de su precisión técnica en la dirección de actores: Kart Malden, Vivien Leigh y Kim Hunter se llevaron Oscar aquel año, mientras que Marlon Brando se quedó con la miel en los labios; no cabe duda de que era el que más lo merecía, pero, ya se sabe, si por algo se caracteriza la Academia es por su coherencia a la hora de negar transitoriamente el reconocimiento a los mejores actores, actrices y directores.
    En este caso, la obra adaptada, nos presenta un suburbio de Nueva Orléans al que llega Vivien Leigh (estremecedora en este papel), una mujer bien venida a menos que acude a vivir con su hermana Stella y su conflictivo marido.
    La elección de semejantes actores ya asegura una brillante interpretación. El triángulo entre las dos hermanas y el marido nos recuerda de nuevo lo mal que le sientan al amor los números impares.
    La fotografía es soberbia, no en vano es obra de otros de los directores más polémicos de la Meca del Cine, Elia Kazan, quien mostró debilidad por las tortuosas obras de Williams. Su papel de delator en la denominada Caza de Brujas, al declarar en contra de compañeros de profesión, no quita para que dejando aparte su calidad moral, nos encontremos con un magnífico director de cine.
    El papel de Brando quizá sea el más logrado. Con películas como esta y "Salvaje", el actor se convirtió en un sex symbol de la industria del cine. El morbo que destila la relación con su cuñada y el erotismo soterrado que preside toda la película, hacen de esta obra una pieza imprescindible en la filmoteca de todo buen aficionado al cine.
    En el film repitió el reparto de Broadway, a excepción de Jessica Tandy, sustituida por una estrella: Vivien Leigh, que encarnó a Blanche en teatro 6 meses en Londres bajo la dirección de su marido, Laurence Olivier. Ello facilitó la permanencia de los entonces poco conocidos Karl Malden, Kim Hunter y un Marlon Brando en camiseta, que apasionó por su Stan Kowalski.

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  2. Un Tranvía Llamado Deseo, como es de esperarse, despertó admiración en unos y desprecio en otros. En un principio el público de aquella época no soportaba ver la obra completa, especialmente en la escena de la violación. La gente salía del teatro a mitad de la obra. La censura intentó eliminar esta escena y modificar el argumento original, y Tennessee tuvo que hacer algunos ajustes, pero al negarse a quitar dicha escena y hacer modificaciones mayores, los miembros de la censura obligaron a que se hicieran cambios de tal forma que los peronajes que cometían actos inmorales fueran debidamente castigados; sólo así le permitirían a Tennessee seguir con su puesta en escena y posteriormente con su película. Afortunadamente, su éxito no se pudo contener y hoy es parte del patrimonio mundial.

    Un tranvía llamado Deseo es una metáfora de la condición humana, del encuentro de culturas, del conflicto y la inevitabilidad entre la vida y la muerte, el entendimiento de esta realidad y posteriormente la representación de ella hacen que la obra de Tennessee Williams tenga una influencia en la definición de la palabra Deseo en el resto de la cultura del siglo XX. Es a partir de esta obra que las sociedades norteamericanas y mundial empiezan a crear otras obras de teatro, películas, y libros en que se abordan temas y conceptos prohibidos hasta entonces, tomando como base esta obra, nuestra idea de lo que es el Deseo es forjada por los medios de comunicación.
    La historia del rudo obrero Stanley Kowalski (Marlon Brando en la primera de sus tres eléctricas colaboraciones con el denostado Kazan) y su cuñada Blanche Dubois (Vivien Leigh, que había interpretado el personaje en escenarios londinenses bajo dirección de su marido Laurence Olivier), fue suavizada convenientemente aunque sin perder ni un ápice de su fuerza dramática y su extraña y malsana fisicidad.
    Al final, Kazan despide con un hermoso "travelling" a Blanche cuando ésta deja irremediablemente el mundo de la cordura, ataviada con su mejor vestido, esperando a un ficticio amigo que la debe llevar de viaje al Caribe, Blanche se deja conducir dócilmente por un médico y una enfermera hacia el sanatorio donde, presumiblemente, pasará el resto de su ilusoria vida.
    Kazan hace de en esta película el prototipo de toda su obra desde todo el tratado de los actores del método, con Brando como primer exponente, muy ajenos a los glamorosos galanes de años antes. Todo aquí tiene esa apariencia de lo desgastado, de lo ruinoso, de lo mísero si se quiere todo ello le aporta una no poca cuota de sordidez al asunto para su tiempo. Verdadero tratado sobre la contracara de la bonanza americana, A Streetcar Named Desire permanece como una de las cintas más emblemáticas de los años cincuenta y una de las joyas mas perdurables de la obra de Kazan.
    Vivien Leigh, La exquisita definición que da Laurence Olivier, es conmovedora. Nadie como él para descifrar su personalidad, a la que desde aquí quiero tributar una vez mas mi admiración y por haber creado una forma de hacer, de sentir, de caer dulcemente sobre un escenario, de mantener ese cuello erguido, como decía Olivier, con la dignidad de una autentica diosa. De todas sus interpretaciones a lo largo de su carrera en cine, sin lugar a dudas sus dos personajes clave son; Escarlata O,Hara y Blanche Dubois, dos mujeres, dos historias, dos personajes clave donde los haya e hirientes en todo lo amplio de la palabra. Pero lo que mas me ha sorprendido, es la enorme similitud que hay en ambas mujeres, y en la composición que de ellas hace Vivien. Son recreaciones magistrales y una secuela floreciente que ha seguido en los años que precedieron sobre otras actrices que no tuvieron la enorme fortuna de tener ante sí personajes de tanta calidad interpretativa.
    Juan S.D. Toro escribiria de sus confidencias con su buen amigo Marlon

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  3. Cuando interpretó a Stanley Kowalski en Broadway, obtuvo el beneplácito de toda la critica y el publico durante los cuatro años que duró las representaciones. Elia Kazan lo trasladó al cine y nació el mito por excelencia.
    Le habló de sus años en Broadway representando UN TRANVÍA LLAMADO DESEO, de lo duro que era salir a escena cuando no se ha dormido nada, o cuando esperas noticias de la familia y lo que recibes son las peores, como por ejemplo el fallecimiento de su padre, a pesar de no llevarse muy bien con él. De la inmensidad humana y profesional de su amigo Karl Malden y de la admiración que sentía por Elia Kazan. También me puntualizó que su personaje de Stanley era de lo mas fácil que había hecho y eso, ni los críticos, ni el publico lo podría comprender si lo dijera, porque todo el mundo, eruditos incluidos, pensaban lo contrario. Para él representar a Stanley Kowalski fué como jugar a la pelota, le pasaban las frases sus compañeros con una facilidad pasmosa y el texto de Tennessee Williams, al que admiraba y adoraba, era fácil de recordar. Trabajar en teatro era duro y no se ganaba tanto dinero como en el cine, le ofrecieron el papel del Rey Arturo en el musical CAMELOT, y se negó porque aquella mañana se levantó de mal humor, luego pensó que fué una equivocación. De todas formas Burton lo hizo maravillosamente bien y eso él lo ratificó...- y por eso le dijo que Posiblemente no haga mas teatro, y eso que en una ocasión Vivien Leigh me propuso montar DULCE PAJARO DE JUVENTUD en Londres,...salvo que me paguen un millón de dólares por función. A pesar de ello la experiencia con Kazan en UN TRANVIA LLAMADO DESEO, en parte fué bueno, luego pasó al cine y salté como un canguro de film en film.

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  4. Como siempre, enorme y generoso despliegue de medios María.

    Está clarísimo que el tranvía está marcado por la enorme figura de Brando, que impregna su sello en la figura de un Kowalsky que es inimaginable en el rostro y cuerpo de otro. Pero a mi personalmente, me parece de justicia dar importancia a otro pedazo de fiera de la escena, sin el cual creo que las obras de Tenessee Williams no serían las mismas en la gran pantalla. Y es nada menos que Paul Newman.

    El tranvía me gusta muchísimo, pero la gata no se queda atrás. Pocas películas me han marcado tanto (quizá sea por temas personales) en cuanto a las relaciones paterno-filiales como la gata.

    Y no se queda atrás su maravillosa interpretación en "Dulce pájaro de juventud" donde, al modo de Brando (un poco menos quizás) también se come la pantalla con su juventud.

    Dos maravillosos actores, que dan vida a dos personajes estupendos escritos por otro maravilloso autor.

    Un abrazo.

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  5. Siento no saber resumir más y mejor lo que decir.., pero todo me parece importante.

    Y cierto es que como gran actor lo es también Paul Newman, pero creo que la pelicula a destripar era "UN TRANVIA LLAMADO DESEO".

    Son dos fieras que se comen la pantalla, cada uno en su estilo.

    Gracias
    Un saludo

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  6. Mi puntualización no estaba relacionada con tu aportación María (perdona si no me expliqué bien), sino con el tema tratado en el programa de las adaptaciones al cine de los relatos Williams y lo difícil que es llevarlas a la gran pantalla.

    Y como en directo no comenté esta idea (como siempre se nos pasa volando) pues aprovecho para hacerlo ahora.

    Un saludo.

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  7. Bueno, al fin tengo cinco minutos para, como siempre, hacer acotaciones a algunas cosas.
    Es inevitable que, al tratar de una conjunción de talentos como Leigh, Brando, Kazan, Malden, Williams y North se alarguen los tentáculos del debate hacia cosas relacionadas con ellos y en el caso de Tennessee Williams hay muchas adaptaciones de sus obras que merecen la pena y que, como bien dijo Chus en el debate, necesitan de una gran dosis de valor para llevarlas adelante. Recordemos que el mismo Brando volvió al universo de Williams en otra película absolutamente fallida como fue "Piel de serpiente", visión de Williams del mito de Orfeo, con Anna Magnani de oponente (que se enamoró locamente de Brando) y con Sidney Lumet en la dirección. Bien es cierto también que míticas son las dos interpretaciones de Newman, tanto en "La gata sobre el tejado de zinc", en un papel que es enormemente ambiguo por los caprichos de la censura, y en "Dulce pájaro de juventud", una estupenda película que se suele olvidar con frecuencia. La compañera de Newman en "Dulce pájaro de juventud", Geraldine Page, una actriz con mayúsculas, también fue a ver a Williams en una apreciable película titulada "Verano y humo", dirigida por Peter Glenville (un director teatral que en el cine es recordado por ese espléndido duelo entre O´Toole y Burton en "Becket"). Sería injusto olvidar la adaptación que hizo John Huston, espléndida, de "La noche de la iguana", un Williams en el que se entremezcla el deseo y la poesía, la decepción y el viaje de ida como respuesta al fracaso.

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  8. Habría que decir que, aparte de "Baby doll", ese Williams casi ridículo con Eli Wallach, Karl Malden y Carroll Baker; Elia Kazan tiene otra película vergonzosa y terrible, que fue la que verdaderamente hizo para estar a buenas con el Comité de Actividades Antiamericanas y probar su patriotismo en "Fugitivos del terror rojo", con Fredric March (otro actor metido en las listas negras) y Gloria Grahame. Kazan se justificó diciendo que era un proyecto de calidad y que además era una historia real sobre la fuga de un circo más allá del telón de acero pero la película es claramente prescindible y, quizá, el punto más bajo de la carrera de Kazan.
    Por otro lado, no nombramos una película que personalmente me parece que tiene enormes valores como es "Un rostro entre la multitud", donde Kazan advierte de los peligros de la televisión más alienante y cómo el fascismo más fanático se puede disfrazar tras el liberalismo más falso.
    La música de Alex North, en mi opinión y como dije en el coloquio, estupenda, es una muestra más del genio de este compositor, un caso único en la historia del cine porque estuvo nominado catorce veces al Oscar...y no ganó nunca. Aparte de sus diferencias con Kubrick y demás, habría que destacar, por ejemplo, la banda sonora, maravillosa, que hizo para el "Viva Zapata", de Elia Kazan y, desde luego, para el "Espartaco", de Kubrick.
    Merecería la pena destacarse como documento bibliográfico para conocer de cerca la obra de Elia Kazan el libro escrito por Michel Ciment "Elia Kazan por Elia Kazan" donde, al modo del libro de Truffaut con Hitchcock, analiza una por una todas las películas que llegó a realizar. Una de ellas, muy buena en mi opinión, es "El justiciero", donde delata su idealismo legal en un sistema que es claramente imperfecto si se empeña en juzgar y condenar a un hombre que es inocente.
    En cuanto a el "Tranvía" en sí, no estuve muy de acuerdo en la calificación que se hizo del trabajo de Kim Hunter (muy atinada Raquel cuando dijo que es "casi bonita" porque, a modo anecdótico, hay que destacar que Kim Hunter es la doctora disfrazada de mono que, con ayuda de Roddy McDowall, ayuda a Charlton Heston en "El planeta de los simios" y Heston en sus propias memorias dice que, tras varios días de rodaje, vio a una chica pasar muy sonriente a su lado y que era "casi bonita" y que le saludó y él devolvió el saludo pero no sabía quién era, hasta que le dijeron que era la doctora disfrazada de mono). Yo creo que está espléndida en esa escena de la escalera, totalmente arrastrada por el deseo pero con una altivez casi insultante, dominadora del bruto con sobrada expresión y muy interesante.
    La intención de Elia Kazan al rodar, casi íntegramente, la obra de teatro, fue la de "vivir" la obra de teatro, sin darle aire, sino existencia. El tiempo le dio la razón.

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  9. A la hora de enumerar las películas de aquel año, y esta es una observación a posteriori, resulta muy curioso comprobar que, además del "tranvía", hubo otras dos adaptaciones de obras de teatro que seguían el mismo modelo de Kazan y que se rodaron casi simultáneamente. Una fue "La muerte de un viajante", con Fredric March en el papel principal (enorme) pero que flojea peligrosamente en la dirección de Laszlo Benedek, luego conocido por dirigir "Salvaje". La otra, que recomiendo fervientemente a quien no la haya visto, fue "Brigada 21", de William Wyler, con un impresionante Kirk Douglas, una genial Eleanor Parker y el casi debut de una jovencita y maravillosa Lee Grant. La acción de la película transcurre íntegramente en una comisaría y muestra la delgada línea que separa la justicia de la brutalidad de un hombre que ya no sabe dónde está el límite y que se halla aún más cegado por una serie de acontecimientos personales. A destacar también la actuación de William Bendix y, como delincuente tarado, la de Joseph Wiseman, visto después como el conspirador marxista de "Viva Zapata", traidor y ventajista que propicia la muerte del revolucionario mejicano después de buscarlo en las montañas.
    En cuanto al debate, me pareció, como siempre, corto de tiempo con tanto que decir pero también, en honor de mis compañeros, hay que destacar que me sentí muy cómodo y relajado, rodeado de opiniones brillantes en las que tanto Andrés, como Juan, como Chus, como Raquel estuvieron a una altura difícil de seguir.
    Y cómo no, lamentar de nuevo la ausencia de Jotaeme, al que se echa de menos con sinceridad y agradecimiento.
    En todo caso, gracias a todos por ese ingenio que sale en cada uno de las observaciones que hacéis, sea la película que sea.
    Un abrazo.

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  10. Claro, uno le da vueltas a la cosa y encuentra otras dos películas basadas en obras de Tennessee Williams que no se comentaron demasiado. Una la nombró Chus con enorme acierto: "De repente, el último verano", ésta sí, una de las mejores adaptaciones que se han hecho de una obra de Williams, con un trío impresionante de intérpretes, una trama oscura e inquietante, en la que las relaciones son signos de muerte en un jardín dedicado al barroquismo de la búsqueda de Dios. Impresionantes sobre todo las dos chicas, Kate Hepburn y Elizabeth Taylor, algo menos el pobre de Montgomery Clift con el que Joseph Mankiewicz tuvo serios problemas. De hecho, Elia Kazan, dos años después, le dirigió en "Río salvaje" (una película mediocre) y sobre Clift llegó a decir que "a veces no podías ni mirarle de tanto como sufría".
    La otra, es una de las peores adaptaciones que se han hecho de Williams y es "La primavera romana de la Señora Stone", curiosamente con la propia Vivien Leigh enamorándose infantilmente de un gigoló notoriamente más joven interpretado por Warren Beatty. La película está dirigida por José Quintero, un director de Broadway que probó suerte con esta pieza y le salió un churro de cuidado. Y como la memoria sigue jugando malas pasadas, un auténtico despropósito fue también la adaptación que hizo Joseph Losey de la obra de Williams "La mujer maldita", con Elizabeth Taylor y Richard Burton en plena orgía de borracheras y peleas. El propio Williams llegó a renegar amargamente de esta película y sólo es necesario ver lo terriblemente inadecuado que era Losey para llevar a la pantalla todos los problemas que el dramaturgo ponía en juego.
    Sirva esto, simplemente, para completar el cuadro de las adaptaciones que se han hecho de un hombre que, de haber seguido viviendo, hubiera sido, él también, Premio Nobel al lado de Arthur Miller.

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