martes, 2 de julio de 2013

83 - Pozos de ambición (P.T.Anderson)



Nota previa para el lector del blog; Conversacines es un lugar donde analizamos a nuestro criterio los films propuestos. La premisa para participar de este blog es haber visto primero la película en cuestión. Durante los siguientes minutos observarás y escucharás temas que te desvelarían partes de la trama. En caso de no haber visto la película no debes de leer los contenidos de este blog, ya que probablemente te reventaremos la misma.

La semana que viene hablaremos de como pueden usarse varios senderos para trazarse uno su propio camino. Será un conversacines interesante, dividido entre personas que se ven atraidas por este filme, y otras que no lo estarán tanto. En una cinta con un Daniel Day Lewis que destaca por un papel histriónico y obsesivo. ¿Te lo vas a perder?

Participantes: Conversacines 83 - Pozos de ambición (P.T.Anderson)

- Jesús Daniel De León Rodríguez
- Angela Díaz
- Enrique Ramírez

DALE AL PLAY Y ESCUCHA EL CONVERSACINES
(Nota: Para ver correctamente el reproductor, recomendamos Mozilla Firefox o Google Chrome)





3 comentarios:

  1. Paul Thomas Anderson, qué duda cabe, es verdad que tiene una técnica muy depurada. La fotografía de sus películas es esplendorosa y climática y, desde luego, sabe encuadrar y colocar una cámara. Punto. El tipo, con ínfulas efectivamente de Stanley Kubrick (más quisiera él) pretende contar cosas de una forma que nadie más las ha contado. Se me dice en el programa que "Pozos de ambición" es un retrato de las bases de la historia de América a través del petróleo. Eso ya lo hacía Stanley Kramer con otra película, bastante desconocida, como "Oklahoma, año 10", con George C. Scott y Faye Dunaway en los papeles protagonistas. También se dice que el personaje se somete voluntariamente a un proceso de envilecimiento porque sabe que para conseguir el sueño de ser el no va más en el mundo petrolífero tiene que ser un malvado. Eso ya lo cuenta George Stevens en "Gigante". Es decir, el tipo hace una amalgama de otras dos historias petrolíferas a sabiendas de que la gente joven no ha visto esas antiguallas, lo mezcla y pone a un actor de campanillas como Daniel Day-Lewis, totalmente sobreactuado, en el asunto.
    Es muy fácil desconcertar al público, no es nada complicado en contra de lo que creen los adoradores de este director. Es tremendamente efectista y aún más tramposo hacer ver que un personaje va en una dirección por carácter y personalidad y, de repente, las cosas mundanas como el dinero o la religión le hacen cambiar de parecer y de forma de ser, mostrando el verdadero yo de sí mismos. Pero es que, amigos, así se puede justificar cualquier cosa que se haga en cine. El cine debe ser coherente (lo cual no quiere decir que no sea raro). Si estableces unas reglas, sean cuales sean, estás poniendo al espectador en el mundo en el que deseas que estén. Pero tienes que respetarlas. Será muy de genio el coger y romperlas en un momento determinado para establecer unas normas de visionado y de entrada a ese mundo que sean totalmente diferentes pero no es coherente. Los personajes tienen que responder totalmente a lo que te has preocupado de dibujar de ellos y la contraposición que Anderson suele hacer es bastante tendenciosa. Es preferible el magnate del petróleo que todo lo ha conseguido a base de trabajo muy duro y de cargarse a quien sea para ser quien es antes que el religioso que se dedica a manipular mentalmente a todo incauto que se acerca. Es algo que también hace en "Magnolia" y en la deleznable "The master". La sensación, cuando sales de ver esas películas, es que te han tomado sencillamente el pelo. Es la misma sensación que otros pueden tener cuando ven algo tan aparentemente inconexo como "El árbol de la vida", de Malick pero, a pesar de todo, de la densidad y del código que establece Malick, tiene una coherencia interior que Anderson no solo se preocupa en dinamitar sino que, además, lo intenta disfrazar de que en este mundo no valen las reglas, que todo es temporal y fugaz y que lo que hoy es negro en boca de uno, mañana puede ser blanco en boca de otro...¿En serio? ¿Tan aleccionador te me presentas? ¿Tan estúpido me crees como para que tu pienses que no me he dado cuenta de tal verdad de cajón?

    ResponderEliminar
  2. Kubrick destilaba siempre un aire de pesimismo en sus películas, pensaba que el mundo no era un lugar cómodo ni acogedor para vivir pero lo contaba a través de un montón de situaciones inquietantes que llegaban a la misma médula y con una técnica que, tal vez, sea la mejor de toda la historia del cine. Anderson lo que me despierta es aburrimiento.
    Es cierto que "Boogie nights" no está mal a pesar de que es más conservadora de lo que parece. Anderson ahí ya me está intentando colar un gol porque me presenta un tema transgresor con una narración que descubre al hombre que hay tras la cámara, moderno pero tradicional, observador de frikis pero, en modo alguno, siendo un friki él mismo. Es como si Stanley Kubrick hubiera decidido hacer "2001" y luego, así en modo genialidad, hubiera hecho que Hal 9000 creara una personalidad física para seguir cometiendo desmanes contra dos tipos malvados que lo que quieren es desconectar una máquina. Esos tipos, en realidad, están emparentados con el mono...¿qué puedes esperar de ellos?
    En todo caso, un coloquio interesante ante una película que no lo merece. Con tres puntos de vista que han sido enriquecedores porque así hemos podido sentir el rechazo de Chus, la anuencia de Angie y la moderación de Enrique. Y ahora me voy a tomar un trago de leche con acetona que creo que coloca mogollón.
    Abrazos colgados.

    ResponderEliminar
  3. Eso sí, se me olvidaba. Desde luego que me parece que Day-Lewis es un estupendo actor. Me parece excelente su interpretación de pintor con el pie de "Mi pie izquierda", lleno de humor y de moderación en un papel que, precisamente, se daba al histrionismo. Me gusta en un papel en el que está a punto de pasarse de rosca como es el de "En el nombre del padre" y aún me gusta más en "The boxer", donde creo que está eminente. En "Gangs of New York" heredó un papel que estaba pensado para Robert de Niro y, simplemente, intentó hacer lo mismo que él. Repitió trucos de interpretación en ésta y ahora resulta que de Niro es el único que lo hace cuando lo hace bien (que no es siempre). En todo caso, sí me parece un actor muy válido y en "Lincoln" creo, sinceramente, que está fantástico por muchos peros que le ponga a la película. Por lo demás, aúpa Paul Thomas Anderson. Abajo Stanley Kubrick que no tiene nada que hacer ante un genio de tal calibre, compañero directo de otro tuercebotas como Joe Wright.

    ResponderEliminar